¿Qué significa amarte?

¿Qué significa amarte?

¿Podría esta pregunta envolver ‘amarse a sí mismo’?  Luce así, máxime cuando debemos reconocer que el que no se ama a sí mismo, no puede amar. Sin insinuar para nada el mito de Narciso quien se ahogó al intentar besar su propia imagen reflejada en un lago.

El sentimiento de dignidad personal y autoestima es esencial para la felicidad. No obstante, debido a la imperfección humana y a las flaquezas que esta provoca, hay quienes tienen una opinión negativa de sí mismos, en muchos casos desde la niñez.

Por eso, hay que esforzarse por tener un punto de vista equilibrado de la verdadera valía personal. En realidad, aunque debemos evitar ser pedantes y presumidos, es vital esforzarnos por no ir al otro extremo y dejar de ver nuestro propio mérito – si no, estaremos truncos en la grandiosa travesía del pleno vivir.

Además, esta pregunta, añade perspectiva si la misma es dirigida a uno. Cuando se es el receptor de interpelaciones tan enigmáticas, lo único que resta es saber cómo responder, no vaya a ser que la contestación arruine un idilio potencial o una amistad descollante. Tal y  como lo expresó un discursante ante una diatriba de un contrincante: “yo me hago responsable de lo que digo, no de lo que usted entienda”.

Sobre el amor se ha escrito más que cualquier tópico imaginable. Ejemplos de ello son obras de calibre como, ‘Romeo y Julieta’ de William Shakespeare, ‘Orgullo y Prejuicio’ de Jane Austen, ‘Bodas de Sangre’ de Federico García Lorca y ‘El Amor en Tiempos de Cólera’ de Gabriel García Márquez. Desde la óptica expositiva la palabra es un sustantivo.

Sin embargo, para sacarlo de este entorno enciclopédico demanda expresión, convirtiéndolo en un poderosísimo verbo cuya majestuosidad se ilustra hasta en versos bíblicos, cuyos adjetivos exigen obras, como el que aparece en la Primera Carta a los Corintios, Capítulo 13, versículo 4:

“El amor es paciente y bondadoso. No presume, no es arrogante”

Consecuentemente, amar como tal envuelve hacer el bien. Si no existe tal ingrediente catalizador, ¿cómo pudiera decirse que es amor? Yendo más allá, cuando se ama se agradece, nacen las gracias y se valora al prójimo al punto que sería una aberración humana hacer daño – cuando la relación se conyuga en sufrimientos, abusos y penurias, el amor no forma parte en lo absoluto de esta compleja función humana.

La clave reside en la concurrencia de afectos, cariño, ternura, yuxtapuesta con las mejores intenciones conjeturadas por hombres y mujeres de buen corazón. Sin estos eslabones de cordialidad y gestas del bien, el amor se marchita. Peor, da paso a una distopía, donde la relación carece de valores morales, sin calor humano, frio e inhóspito, donde se forja un espacio disfuncional sin alegría y felicidad.

Así pues, cuando hablamos de amar, nos referimos a acciones evidentes de simpatía donde se aquilata el sentido de alcanzar el bien, que, a su vez, por obligación aporta felicidad – no perfección ya que todos somos proclives a errar.

De modo que se trata de acciones  constantes de las que nadie se gradúa. Es decir, el amor solo cobra sentido si se manifiesta con hechos y palabras. De lo contrario nos aliamos a un idilio platónico sin letras ni  párrafos, cuyos sentimientos están enterrados en lo más profundo de la intimidad y que para revivirlos habría que cruzar la barrera imperecedera del sistema límbico con la más sosegada paciencia, cuya esperanza es más oscura que una noche de grutas.

Es decir, sin la demostración evidente del bien y el logro de la felicidad esta palabra es un mero término de diccionario.

El escritor y periodista estadounidense, Mark Twain propuso un sentimiento cómplice con la absoluta lealtad: “Para Adán, el paraíso era donde estaba Eva” sostuvo. 

Sencillo pero pletórico de grandeza ya que reconoció que el amor es un sentimiento y no un ejercicio mental, ni mucho menos un asiduo repertorio de cortesías que hasta hirientes lucen cuando la buena intención sobra.

Entonces, ¿qué es en realidad el amor? ¿Qué significa amar?

El Amor es una alianza incondicional de afecto,
Convierte lo disímil en un cuerpo de unión,
Es sabia que nutre las virtudes y apaga  lo funesto,
Concede el mayor valor alcanzable en dar protección.

Amor es dar sin recelos, no relega a la nada las esperanzas vencidas,
Un sentimiento íntimo de perlas y corazones,
Donde no existen lamentos ni apatías,
Es el umbral de luz perpetúa que conjuga los más preciados eslabones.

Amor es estar al tanto de que nadie es perfecto,
Todo lo puede ya que es una fuerza imbatible,
Se regocija en las virtudes y perdona el defecto,
Sonríe, apoya,  busca armonía, el mejor colofón posible.

Sin amor, nada hay que la pena sume,
Porque es sal de vida que se opone al malvado,
Un hermoso cumplido que nunca nos consume,
Nos señala el camino de un perfecto regalo.

De manera que al manifestar amor estamos labrando vidas felices en un curso de acción perenne mediante el cual dando recibimos más en satisfacción y alegría que los tesoros más grandes del mundo.

¡Vale la pena!

– Pardo

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